Me inspira para el título de este post el de la película española en la que llamarlo «amor» parecía mejor que llamarlo «sexo».

El coaching sigue estando de moda. Aunque hay mucho de lo que se hace bajo este nombre que, en realidad, no es coaching sino consejo, asesoramiento, formación, acciones motivacionales o incluso terapias.

Con frecuencia son los propios profesionales los que, de manera oportunista, etiquetan como coaching un servicio que es otro. Así que para los clientes, la confusión está servida.

Van cuatro (en lo poco que va de año) los clientes que me preguntaron por coaching cuando el método a aplicar parecía ser otro…

– Sara se inicia como profesional del desarrollo de personas y quiere que yo le “enseñe el oficio”. Acordamos su proceso de mentorización. No era coaching.

– Mila me llamó porque no encuentra motivación por nada y solo piensa en irse a vivir lejos y sola. Le pase un par de contactos de psicoterapeutas. No era coaching.

– Imanol, me dice que necesita mejorar sus habilidades de comunicación con el equipo ahora que es líder. Quiere que le enseñe “tips” y herramientas. Le preparo un programa formativo a medida. No era coaching.

– Y por último, me contactan de una startup en la que, como no acaban de hacer “up” en resultados, el equipo está desmotivado. Me piden una sesión de coaching de equipo en la que les dé una charla que les devuelva la chispa. Esto tampoco era coaching.

 

Como la confusión es habitual, yo suelo plantear el método en base a lo que el cliente expresa que necesita (y no lo que pide), siempre aclarando los términos con los clientes, aunque sólo sea para que sepan qué nombre tiene lo que contratan.

Sin embargo, hablo con una colega que me dice que “si el cliente pide coaching, ella hace coaching”. Me dice que los clientes son sabios y que cambiarles de producto significa querer ser más lista que ellos. Y que esa no es la premisa del coaching. Rapapolvo.

Me deja muerta. Reflexiono. Pienso que a mi me gustaría que, si no es lo mismo, me dieran lo que necesito y no lo que pido…

No sé. ¿Seré yo? ¿Cómo es para ti?