Bien que lo sabían las monjas del colegio en el que estudié. Repetir es una herramienta de comunicación poderosa. Repetir el catecismo, repetir los mandamientos, repetir y repetir. Hay frases de entonces que aún hoy treinta años después recuerdo y verbalizo en automática perfección.

Repetir es una herramienta de comunicación poderosa, sí, sencilla y eficiente que favorece el aprendizaje, legitima ideas y amplia la consciencia sobre la realidad. Es sólo cuestión de saber cómo emplear la repetición en diferentes situaciones.

Hoy te traigo ejemplos de algunas situaciones en las que “repetir” puede ser la clave del éxito en determinadas situaciones:

1. Es clave para facilitar el aprendizaje y el recuerdo en las personas receptoras

Seguro que te vienen a la memoria muchos ejemplos de cómo aprendiste a base de repetir ciertos contenidos escolares como las tablas de multiplicar o aquella lista de los reyes godos. Hoy sabemos que facilitar la reflexión y el pensamiento crítico son estrategias pedagógicas mucho más útiles, sin embargo, para aquellos contenidos que son una realidad per se o esos mensajes que queremos que se recuerden invariablemente, la repetición es una estrategia sencilla y eficiente. En este caso lo que debe hacer la persona emisora es repetir entre 3 y 5 veces el foco del mensaje a lo largo de su exposición.

 

2. Asegura que como receptor/a he comprendido correctamente el mensaje de quien me habla

 

Has escuchado la extensa alocución de tu jefe y tienes dudas de qué ha querido decir o cuál era su propósito. En este caso el parafraseo, es decir, repetir su discurso con tus palabras haciendo un resumen, es la manera más efectiva de asegurar que has comprendido el contenido, sus instrucciones o qué necesita.

Parafrasear es también una de las herramientas más poderosas para generar confianza con otras personas, ya que es una muestra de mi atención y mi escucha. Es útil en todos los contextos en los que generar confianza es la base de la relación, sean personales o profesionales.

 

3. Ayuda al emisor/a a ser consciente de algo que ha dicho de lo que tal vez no sea consciente

Algo que aprendí como coach es el fascinante poder que tiene la mera repetición de ciertas palabras que acababa de utilizar mi cliente. Escucharlas le ayudaba a reflexionar sobre ellas, a poner el foco sobre esa parte del mensaje, a repensarlas y muchas veces, a hacer un descubrimiento poderoso. Esto se llama hacer espejo. Un ejemplo:

  • Emisora: Tengo que jugar más con mis hijos
  • Receptor: «Tengo que»…
  • Emisora: Sí, se que puede sonar a tarea, pero es algo que no sale de mi. Estoy tan cansada entre el trabajo y la casa que muchas veces estar con ellos me resulta una tarea más.

 

4. Mantiene mi posición en una negociación de manera firme y educada

Hay situaciones, propuestas, peticiones… en las que puede que tengas clara tu posición. Quizá ya diste argumentos para defenderla y aún así tu interlocutor/a insiste. En estas situaciones puedes elegir un mensaje claro, corto y asertivo que resuma tu decisión y repetirlo a intervalos. Habitualmente no son necesarias más de 3 repeticiones para que la insistencia cese. A esto se le llama técnica del disco rayado. Un ejemplo:

  • Emisor: – Me gustaría proponerle la compra de un…
  • Receptora: – Lo siento, no estoy interesada
  • Emisor: -Quiero destacar que entre las ventajas del producto…
  • Receptora: – Lo siento, no estoy interesada
  • Emisor: – Si el precio es un inconveniente tenemos una financiación …
  • Receptora: – Lo siento, no estoy interesada

 

5. Genera familiaridad con una idea o producto antes desconocido para que se considere cierta

Tenemos la tendencia de calificar como verdadero todo aquello que nos es familiar. Si nos “suena” es probable que sea cierto.

Para probar esto en 1977 se realizó un experimento en el que se le pidió a un grupo de personas voluntarias que dijeran si un conjunto de enunciados eran verdaderos o falsos. Cada quince días se les presentaba un ejercicio similar cambiando la mayoría de los enunciados, pero algunos enunciados se repetían. Notaron entonces que aquellos que se repetían, especialmente los que más se repetían, eran considerados mas ciertos. Esto se llama “ilusión de verdad”, tiene que ver con nuestra memoria implícita y es una estrategia utilizada para convencer sobre la veracidad de un mensaje aún sin necesidad de probarlo.

Tenemos a lo largo de la historia multitud de ejemplos de realidades que se vivieron como tales sin serlo porque se transmitían como certezas de generación en generación, la tierra como centro del universo, la supremacía de una raza sobre otra, dioses todopoderosos…

 

¿Recuerdas que te comenté que «bien lo sabían las monjas de mi colegio»? Si quieres te lo repito.