Hace unos días mi colega Leyre Cano me invitó a participar en un taller que dinamizó bajo el título: Activa tu potencial jugando. Una tarde motivadora e introspectiva en un espacio de seguridad y respeto que me trajo interesantes reflexiones a través de los juegos.
Terminamos la sesión pintando sobre un lienzo blanco con aquellas ceras de Manley que no tocaba desde los tiempos del colegio. Quedaban unos minutos cuando concluí mi “obra” y aun había mucho espacio blanco aprovechable. Recurrente mi tendencia a llenar, a completar, a perfeccionar lo que ya es útil como está. Fui a tomar un color y mis dedos tomaron la cera blanca. Estaba como nueva. Seguramente como lo estuvieron mis pinturas blancas de niña. ¿Para qué pintar de blanco sobre blanco? Pintar de blanco sobre blanco era una acción sin huella y por ello sin atractivo a los ojos infantiles, sin embargo, han pasado muchos años y ahora el blanco me resultaba sugerente… En un ejercicio de reconciliación y perdón mutuo el blanco y yo pintamos todo aquel espacio vacío del lienzo. Me acerqué y sentí un brillo diferente que a distancia resultaba invisible. Al final la instrucción de firmarlo. Tomé otro color para hacerlo, pero no fue posible. La pintura blanca protegía el espacio sobre el que la había depositado.
Reconciliada con el blanco me pregunto hace días cuántas acciones invisibles realizamos con el propósito de preservar, cuidar o proteger en estos tiempos de continuo cambio.
En las organizaciones vivimos como en la escena de Alicia a través del Espejo (Lewis Carroll). Aquella en que Alicia y la Reina Roja corren y corren sólo para estar en el mismo sitio. De igual manera veo que en las empresas vamos a la carrera en una constante transformación para estar a la altura de las expectativas del mercado. En esta necesidad de avanzar y con el foco orientado hacia el cambio, “cuidar lo que está” se entiende como resistencia. Sin embargo, es una necesidad no sólo organizacional sino también humana proteger lo que funciona o nos aporta satisfacción. El psicólogo sueco Claes Janssen describe ese “cuidar lo que está” como parte de un proceso de cambio en el que la satisfacción inicial lleva implícita la necesidad de proteger lo que funciona. La resistencia posterior, la confusión ante lo incierto y la renovación posterior, no son posibles si no honramos, reconocemos y cuidamos esto que funciona. Os dejo un enlace en el que Enrique Sacanell explica el modelo.
Ese blanco sobre el lienzo se me presenta como metáfora de la acción de proteger. Me ha enamorado su brillo. ¡Pintemos de blanco en nuestro trabajo y en nuestras relaciones!