Dicen que en un plato de huevos con bacon la gallina se ha comprometido y el cerdo se ha implicado. Ilustrativo ejemplo para diferenciar compromiso de implicación.
La dificultad llega al aterrizar la metáfora a la operativa de los hechos, porque resulta complejo establecer el límite entre ambos conceptos. Hace unos días un líder me contaba que le había pedido a una persona de su equipo que coordinara un proyecto en el extranjero durante cerca de un año. El proyecto exigía un cambio de domicilio, y por la distancia, limitar su presencia en su entorno y con su familia a 3 visitas en ese periodo. Este líder consideraba que era un ejemplo de compromiso: “Un proyecto retador de los que se presentan sólo una vez”. Lo más curioso es que cuando el líder le indicó su nueva responsabilidad y destino no le preguntó a su colaborador si compartía su visión.
No hay café para todas-os
Cuando hablamos de generar compromiso “no hay café para todos” dice mi compañera, coach, formadora y sobre todo, persona empática, Silvia Carreras. Cada persona se siente movilizada y por tanto comprometida con aquellas acciones que cubren su propia necesidad. Necesidades concretas… hay miles, pero siguiendo el modelo de Estilos Sociales (Personal Styles and Effective Performance: D. Merril y R. Reid, 1964) podríamos distinguir 4 tipos de personas según sus necesidades:
- las que se mueven para alcanzar un reto
- quienes necesitan el reconocimiento de otras
- las que buscan la socialización e inclusión en el grupo
- quienes necesitan sentir seguridad
El estilo preferente en el que cada persona se enmarca dirige sus argumentos para motivar a otras personas. Pongamos un ejemplo. Ainhoa es una líder a la que le apasionan los retos de toda índole. “Este año para mostrar nuestro compromiso y responsabilidad social corporativa vamos entregar a nuestros clientes merchandising de manufactura local y ecológica” -explica a su equipo. En la reunión se hace primero el silencio y luego un alborotado sinfín de dificultades. “No entiendo”- les dice. “¿no queréis hacer algo diferente…?” Para Ainhoa este cambio de enfoque en la tarea de gestionar el merchandising es un pequeño reto ilusionante. Sin embargo, para el equipo, encantado con la seguridad del status quo, este nuevo planteamiento es una inconveniencia. Se mueven en diferentes cuadrantes por lo que sería más útil que para su líder, en un ejercicio de empatía con su equipo, apelar a otros argumentos como “he seleccionado ya estos proveedores” o cualquier otro que aporte más seguridad a un equipo que pisa tierra.
Nos comprometemos con lo que cubre nuestra necesidad
Nos comprometemos con lo que cubre nuestra necesidad no con la necesidad de quien nos pide el compromiso. Es más, con lo que cubre nuestra necesidad, hasta nos implicamos en tanto que la tarea llene un vacío vital que no esté cubierto en otras esferas de nuestra vida. Esto es lo que sucede, por ejemplo, con las personas que están desplazadas por motivos laborales y que, desarraigadas de sus anteriores retos, reconocimientos, amistades y seguridades, se dan al máximo con el nuevo proyecto o los nuevos compañeros según su estilo.
Al fin y al cabo, el compromiso nace de manera natural con lo que cubre la necesidad de cada persona. El reto está en saber dar con cual es ésta.