Me comenta un colega de profesión lo satisfecho que está con una nueva metodología. Me la presenta como diferente, atractiva y divertida. Por los calificativos que emplea fantaseo con la idea de sentirle enamorado. Me intereso y le pregunto por los contenidos que aborda, los objetivos que alcanza y el perfil de las personas a quien mejor acompaña este método. Me responde profusamente y con entusiasmo y me parece escuchar a un Don Quijote describiendo a “una virtuosa sin par y sin igual” Dulcinea del Toboso.
Desde la utopía del “para todo y para todos” dialogamos sobre el sentido del cambio y el para qué de hacer cosas diferentes. A mi colega y a mí nos une un principio más fuerte que la idea que ahora nos separa: buscar nuevas fórmulas para provocar el cambio. Sin embargo, pienso que la fórmula no puede resultar tan atractiva que perdamos el norte del propósito, pienso que el método no debe desviar nuestra atención del objetivo.
Recientemente asistí al I Congreso de Desarrollo Humano y Organizacional, un espacio en el que reflexionamos sobre cómo estamos tejiendo el futuro de las organizaciones. Fueron variadas las metodologías, experiencias e ideas con las que aprendimos como acompañar en ese futuro emergente de la organización. En ese tejer, en el que a veces hacemos patrones, hilvanamos, cortamos, cosemos, descosemos… nuestros métodos deben ser los útiles de nuestra costurero y no tanto las telas y paños que son la propia esencia de la organización. ”Si no es útil, déjalo por mucho que brille” decía Juan José Lacasta. Me sumo a este pensamiento y matizaría: guárdalo, no lo dejes, porque lo que no acompaña ahora nuestro propósito puede ser un excelente recurso en otras circunstancias.
Lo primero, cumplir el propósito
Dos objetivos me guían al diseñar y acompañar en cada proyecto, dos objetivos como mantras: el primero, cumplir con el propósito para el que el proyecto se diseñó, y el segundo, hacerlo de una manera amena y participada. Y aunque la estética y el entretenimiento son una parte esencial para hacer ameno, participado y deseable el cambio, lo primero es, siempre, cumplir el propósito y obtener resultados.
En su momento, yo también me enamoré, del Lego Serious Play, de las Constelaciones organizacionales, de los Points of You y de otras muchas metodologías. En cada puerto… y quiero creer que la ilusión de haber encontrado un método útil y aplicable al servicio del propósito es buen motor para nuestro trabajo. No así, trabajamos en un escenario exigente con organizaciones competitivas en entornos cambiantes.
Necesitamos altas dosis de ilusión pero también claridad de objetivos y practicidad
Queremos movilizar personas y equipos hacia el cambio desde la ilusión de haber sentido ese momento “eureka”, y es para ello para lo que nos son tan útiles las dinámicas, juegos, metodologías y toda la caja de herramientas, pero son eso: herramientas, son las compañeras de viaje, pero no son la meta.