Cuando en el contexto de una formación planteo esta pregunta al grupo, las labores del hogar, madrugar, seguir una dieta, poner una reclamación o dar el pésame… son algunas de las que más se repiten. En el ámbito laboral, dar un feedback negativo, atender una reclamación y los excesos de burocracia, entre otros. Las propuestas siempre son muchas y rápidas. Está claro que son muchas las acciones que realizamos o inacciones a las que nos obligamos a pesar de que nos resultan desagradables. ¿Qué nos mueve entonces?
Podríamos identificar dos variables generales (Displacer y Voluntad) que con su diferente proporcionalidad nos dan el resultado de los cuatro motores de nuestra conducta.
· Displacer: Algunas de estas conductas se realizan para evitar el displacer que provoca el no llevarlas a cabo. Por ejemplo, cocinar, para saciar el hambre.
· Voluntad: Algunas de estas conductas se llevan a cabo para obtener una gratificación demorada. Por ejemplo, entrenar, para el deportista que desea la medalla.
Nos podemos mover con mayor o menor evitación del displacer o voluntad de la siguiente manera:
– Fuerte evitación del displacer y baja fuerza de voluntad, es decir, en situaciones en la que la situación vivida o anticipada de culpa, vergüenza o de necesidad nos empuja a realizar aquello que no nos gusta. El sentimiento es de obligación, de COACCION.
– Alta fuerza de voluntad y baja evitación del placer, es decir cuando la motivación nace del deseo de obtener una gratificación a medio a medio o largo plazo. El motor de nuestra conducta es lograr aquello que se desea, es el ANHELO.
– Fuerte evitación del displacer y alta fuerza de voluntad, es decir, deseo obtener una gratificación y además no quiero sentir el displacer derivado de no hacerlo. El motor de nuestra conducta es doble, deseo y obligación, al que podríamos llamar SENTIDO DEL DEBER.
– Por último, una baja evitación del displacer y baja fuerza de voluntad predispone al inmovilismo y a la realización con DESGANA de la acción con escasa probabilidad de que esta se mantenga en el tiempo.
Es entonces cuando podríamos reflexionar sobre cuál de los restantes motores: Coacción, Anhelo o Sentido del Deber mantiene durante más tiempo la conducta