Escuchar es algo más que seguir con atención el flujo de las palabras. Nuestro interlocutor nos está transmitiendo junto a sus ideas, emociones e inquietudes que suponen una expresión sistémica mucho mayor. Al escuchar ese todo de mensaje creamos un clima de confianza que favorece las relaciones e invita a la comprensión mutua.
Aprender a escuchar de manera profunda supone valorar primero si nuestros hábitos de escucha han hecho por exceso de la nuestra una escucha invasora. En nuestro intento de escuchar activamente, la ratificación continua, las constantes preguntas y la alta expresividad pueden estar por exceso dirigiendo el foco de atención de la conversación más a quien escucha que a quien habla. A pesar de su aparente corrección técnica esta es una escucha abrumadora e invasora que no genera el clima que deseamos.
La escucha profunda requiere de desaprender estos hábitos para incorporar aquellos que nos faciliten alcanzar la verdadera comprensión del otro.
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Apaga tu radio
Cuando intentamos escuchar descubrimos que resulta realmente difícil hacerlo sin desoír todos los ruidos internos que nos hablan. Proyectamos opiniones, interfieren nuestros juicios, historia y deseos de una forma dominante que ensordece y distorsiona nuestra comprensión del otro.
Escuchar con empatía implica salir de nuestro propio yo para introducirnos en el mundo de nuestro interlocutor. Es crear un silencio interior al que llegamos con disciplina. Podemos trabajarla haciéndonos una serie de preguntas ¿La historia que imagino es realmente la suya o es la mía? ¿Escucho hechos o hago juicios?
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Acepta
Nuestra escucha es profunda cuando entendemos que no somos poseedores de la verdad. La aceptación del otro me permite ampliar mi esquema de la realidad a través de la comprensión de su realidad.
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Empatiza
Junto con las ideas, observa qué emociones están presentes en la conversación, emociones del otro que se expresan en su corporalidad, ritmo, volumen, pausas, distancia… y emociones en mí que conectan o interfieren en la comprensión.
Empatizar es ponerse en su lugar observando su contexto y creando SU historia y no la propia.
- Pregunta
Para ayudar a la comprensión y ser más consciente de lo que ocurre, pregunta. Evita en tus preguntas los juicios, proyecciones y consejos. Utiliza preguntas para ampliar, aclarar y comprobar que realmente estás comprendiendo lo que te están diciendo y el estado emocional de tu interlocutor.
- Reformula
Para dejar que la sabiduría se exprese por sí misma a través de quien está hablando reformula sin juzgar y sin añadir tu propia interpretación. La reformulación obra en el interlocutor la magia de sentirse realmente escuchado y atendido, manteniendo el foco de atención en quien habla.
Sólo el silencio, en efecto, hace posible la escucha, es decir, la recepción en sí no sólo de la palabra, sino también de la presencia de aquel que habla.
Enzo Bianchi